¡Qué padres las vacaciones! El momento más esperado por los niños y (algunos) papás, sin embargo muchas veces implica un cambio total en la rutina y dinámica familiar: despertarse tarde, jugar todo el día, comer (o no comer) en horarios diferentes, dormirse tarde, etcétera, etcétera.
Sin querer ser una aguafiestas, sí debo sugerirles que procuren tener un balance entre la actividad y el descanso durante estos días. Una razón por la que los niños empiezan a dormir mal o despertar miles de veces en la noche, es por el cansancio acumulado. Por eso es mejor que cada 2 o 3 días, nosotros como papás, nos aseguremos de que nuestros hijos sí tomen las siestas adecuadas para su edad y se acuesten en horario “decente” para que no terminen las vacaciones completamente agotados. Si no están en casa, se vale dormirlos para la siesta en la carriola o incluso en el camastro junto a la playa, no es necesario llevarlos al cuarto y acabar con la diversión de toda la familia. Hay que saber cuándo sí se vale hacer excepciones.
Si están fuera de casa intenten aplicar el mismo ritual para dormir que tienen en casa, sólo adaptándose a los elementos que tienen a la mano. Por ejemplo, puede que no tengan la maquina de white noise que siempre usan pero sí pueden buscar en youtube algún sonido similar. Sigan la misma secuencia de baño-pijama-cuento-beso de buenas noches, para que su bebé comprenda que ya llegó la hora de dormir. Si pueden, lleven una cobijta o sábana que ya tenga el olor a la cuna/cama de su bebé, le traerá recuerdos de su casa a la hora de cerrar los ojos.
En las vacaciones es difícil seguir la rutina y, de hecho nadie espera que así suceda, pero la clave para no tener hijos sobre estimulados y agotados es leer sus señales de cansancio. No se fijen tanto en el reloj o los horarios, observen a sus hijos y ayúdenlos a dormir cuando sea necesario. Una siesta a media tarde les ayudará para aguantar despiertos y del mejor humor posible hasta la cena de las 9pm.
¿Y qué hacer de regreso de las vacaciones?
Pues nada, aguantar unos días de rechazo a la rutina normal pero insistir y apegarse a ella. Igual que un adulto que se resiste a regresar a trabajar después de unos días en la playa, un niño hará todo lo posible por seguir durmiendo tarde y despertando tarde. Al llegar a casa, hagan un recuento de lo bien que la pasaron, platiquen de las anécdotas más divertidas y vean las fotos de las vacaciones. Luego explíquenle a sus hijos que estas vacaciones terminaron pero pronto habrá más, mientras hay que seguir con la escuela, clases y rutina habitual.
Les tomará algunos días volver al ritmo que tenían pero siendo constantes será más sencillo para todos. Recuerda que los niños aprenden lo que los papás les enseñamos, así que si ven que regresas a trabajar contento, ellos tendrán la misma actitud para volver a la escuela y adaptarse a la rutina de nuevo.