Si bien, sabemos perfecto sobre de las regresiones de sueño (¿o no? Revisa este link ) y definitivamente no es la regresión, simplemente algo pasó…

Momento de recapitular

¿Qué hice diferente? Lo primero que hay que voltear a ver son #1 las siestas, #2 la hora en que lo estás acostando en la noche y, #3 el ritual para dormir.

#1 SIESTAS

¿He sido muy flexible con la hora de la siesta?

¿Estoy dejando que ya no la tome o que la tome muy tarde?

¿Son muchas y cortitas?

Es importante que conozcas el número de siestas que necesita tu hijo según su edad y la duración de éstas. Así te aseguras que no llegue en agotamiento a la noche y le cueste trabajo dormir y, por lo mismo, despierte muchas veces en la noche. Cuando más cansado esté tu hijo, peor dormirá en la noche. También si son siestas muy largas o muy tarde, cuando llegue su hora de ir a acostarse no va a tener nada de sueño, lo que provocará que se duerma tarde y se pierdan las ventanas de sueño.

#2 PANTALLAS

Otro punto a considerar es el tiempo en pantallas y sobre todo el tiempo antes de dormir. Idealmente debe terminar 2 horas antes de dormir.

#3 RITUAL

¿Estoy haciendo algo diferente?

¿Sigue siendo un momento tranquilo y relajado?

¿Regresé a darle leche para que conciliara el sueño?

¿De nuevo lo estoy arrullando o tomándole de la mano?

La verdad es que en algún momento a todos nos pasa, y no es que haga uno un cambio radical de la noche a la mañana; poco a poco, con el día a día vamos haciendo ligeros cambios, que no siempre se ve el efecto a corto plazo, y de éste ligero ajuste viene otro más y otro hasta que se vuelve algo mayor y es donde se empieza a afectar el sueño.

Tengo que confesar que ¡a mí me pasó! Dos años después de que nuestras noches fueran ¡perfectas! (excepto claro cuando se enferma o hay dientes nuevos, cuando uno se siente mal nunca duerme bien y no es la excepción con los niños).

Así que decidí escribirles este blog, porque hasta al más experto le pasa, pero siempre es posible regresar a lo que ya tenías. Aquí unas ideas para identificar el porqué y cómo hacerlo.

Mi esposo viajaba mucho y cuando estaba en casa, le gustaba dormir a Mérida (mi hija “grande”) y se quedaba ahí hasta que se quedara dormida. Cosa que yo ya no hacía, después de nuestro ritual para dormir, le daba un beso de buenas noches, nos decíamos adiós, ella se dormía y yo me salía. No vi mayor problema porque era algo que ellos hacían esporádicamente. Después de un tiempo, dejó de viajar tanto, yo estaba embarazada y de pronto, se volvió el ritual para dormir oficial, si papá se quería salir y ella pedía con su dulce voz “no papi quédate”, papá por supuesto que se quedaba. Así pasaron los meses, sin mayor problema. No se vuelve un mal hábito hasta que se convierte en algo que no estás dispuesto a repetir todas la noches o hasta que empieza a afectar su sueño de la noche.

Pasaron los meses, nació Loretta, (mi 2nda hija) y siempre les pega un poco. Estaba un poco “sentimental” y no perdonaba su “papi quédate”, hasta que un día, a las 3am dijo “papiiii…” y luego 5 am “papiiiiii….” ¡NOOOO! Me dí cuenta que eso ya tenía que parar, la primera noche pensé que fue algo aleatorio, frío, calor, pesadilla…y pasó. Luego fue una vez a la semana, y luego dos; ahí supe que teníamos que tomar cartas en el asunto.

La importancia de la rutina

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Tengo que confesar que soy una “loca” de la rutina, y es que cualquiera que haya pasado un año y medio sin dormir una noche de corrido, despertando 3-4-5-6 veces en la noche podrá entenderme. El día que logré que Mérida, mi hija, durmiera la noche de corrido, no sabía muy bien cómo lo había logrado (no estaba certificada aún) pero dije, algo pasó y no lo voy a soltar.

Era la típica que me salía de las “piñatas” (fiestas infantiles) a las 6:30pm, hubieran partido o no el pastel y la piñata. Era en beneficio de las dos. Hay niños que se pueden quedar hasta las 8 ó 9pm y no pasa nada, con mi hija (y conmigo) no era el caso. Cuando está demasiado cansada se pone de malas, irritable, llora porque quiere pastel, llora porque le dí pastel. Es intrépida y muy activa, por lo que si está demasiado cansada entonces empieza a “correr peligro”, porque es cuando se cae, tropieza, pega, etc., etc. Yo me estresaba horrible, así que por el bien de las dos, decidí que no podía desvelarse y ella debía estar en casa dormida a las 7pm. Además, de que si se dormía tarde, tipo 8:30pm o 9pm, se despertaba más veces en la noche y despertaba más temprano: entre 5:00am y 6:00am.

Así, desde que tiene un año y medio hasta hoy, que tiene ya casi cuatro, duerme de 7pm a 7am, de corrido, despertando solita y de muy buen humor.

Regresar a la rutina

¿Pero que pasó ahora? Tenía una rutina y poco a poco la perdí, ni me enteré como. Y es que la vida va cambiando y vamos aflojando un poco, en ciertas situaciones; como es poco a poco no se ve el efecto de esto a corto plazo, hasta que de nuevo, te encuentras despertando en la madrugada porque tu hijo te llama y no hay “nada que atender”. Aquí es donde me doy cuenta y rectifico que “lo que le enseñas a tu hijo, es lo que aprende”. Mérida, aprendió que si le pide a su papá que se quede un ratito más, se queda; y que si lo llama para un “apapacho adicional” a las 3:00am lo iba a tener. Al principio pensando en que acababa de nacer su hermana, y que quizá necesitaba ese momento, no lo vimos mal, hasta que se empezó a volver un hábito y para nosotros un mal hábito, porque no estábamos dispuestos a repetirlo todas las noches de aquí en adelante. Y es que ellos piden y nosotros damos, siguen pidiendo y seguimos dando, así que como papás debemos de tomar las riendas de la situación, poner de nuevo límites y decidir hasta donde sí y hasta donde no. Estas despertadas estaban afectando el sueño de Mérida, y de la familia entera, estábamos todos desvelados y ya no despertando de tan buen humor, la verdad.

Hablamos con Mérida, papá le explico que iban a tener su ritual de todas las noches, de cuento, apapacho y su momento especial como siempre, solo que ya no se iba a quedar hasta que se durmiera. Se lo repitió varias veces en el proceso del ritual para dormir y cuando llegó el momento de salir, cual fue la sorpresa, que no puso resistencia. Entendió perfecto, pidió 3 besos, un abrazo adicional y se quedó dormida, y de nuevo durmió toda la noche. No hubo más drama, no la traumamos ni rompimos su corazón. Ella está perfecta, igual de feliz y contenta como todas las mañanas.

Haciendo flexible la rutina

Una vez que me certifiqué, entendí la importancia de dormir dentro de las ventanas de sueño. También aprendí que se puede ser un poco flexible y a “calar” y entender el cansancio de mi hija, para saber hasta donde se puede o no ser flexible.
Retomando el ejemplo de las fiestas, cuando vamos a un cumpleaños, ese día sé que no llegará a bañarse y que mejor la baño en la mañana del día siguiente.
Llevo su pijama. Así cuando estamos a punto de irnos, le pongo la pijama, y queda lista para meterse en su cama en cuanto lleguemos a la casa.

Le llevo algo de cenar. En las fiestas normalmente te dan de comer, pero los niños por estar jugando no comen muy bien que digamos, hay dulces y pastel por lo tanto en la tarde no tiene la mejor alimentación. Sin embargo, ya antes de irnos, procuro que se vaya relajando y le doy de cenar algo que yo haya preparado (una quesadilla, un sandwich) o algo que se pueda comer en lo que se relaja o caminamos al coche. Ya no está dentro de la fiesta, ya está más relajada, ya comió varios dulces así que a esa hora ya tiene hambre y está dispuesta a cenar algo antes de llegar a la casa.

Así logramos quedarnos un poco más en las fiestas e incluso en ocasiones nos quedamos más tarde y no pasa nada. Cada quien tiene que ir calando a su hijo e ir viendo cuándo está agotado y cuándo no. A mí, mi hija ya me dice “mami, tengo sueño, me quiero dormir” y esa es la gran maravilla, ya que no sólo yo aprendí a leer sus señales de sueño y de agotamiento si no que ella ya identifica también cuando se siente cansada y ya quiere dormir. Este es sólo un ejemplo, pero ubica en tu vida cuándo puedes ser más flexible. Los días que van a casa de los abuelos, la clase de estimulación o la del hermanito que termina un poco más tarde. El chiste es que puedas hacer un buen balance, conocer el sueño de tus hijos e irlo combinando con las actividades del día a día, fiestas, visitas, vacaciones… Y lo más importante es que siempre puedes volver a los buenos hábitos que tuvieron una vez. ¿Necesitas ayuda para establecer tu rutina o regresar a ella? #ritual #siestas #dormirmal #despertaresnocturnos

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