Hemos hablado de la importancia de tener una rutina, y de apegarse a ella, pero también hay ciertos factores externos que nos pueden ayudar a mejorar o dificultar el momento de dormir a nuestros peques. Uno de ellos es la obscuridad. Nos puede ayudar mucho más de lo que piensas. Y sí, muchas veces las abuelas nos dicen, “no lo mal acostumbres a dormir en un cuarto obscuro” pero la verdad es que para alguien que está aprendiendo a dormir, la obscuridad puede ser de mucha ayuda, en lo que se vuelve un experto en el “arte de conciliar el sueño solo”.
La Melatonina
La melatonina es la hormona que nos ayuda a dormir y prepara al cuerpo para esto. Participa en varios procesos neuroendócrinos y fisiológicos de nuestro cuerpo, uno de ellos es controlar el ciclo diario del sueño.
Cuando un bebé nace, se queda un par de semanas con las reservas que recibía de mamá, pero es hasta las semanas 7 y 8 de nacido que empieza a producirla por sí solo.
Uno de los factores que ayuda a la producción de melatonina es la obscuridad. Por esto es importante que cuando estemos preparando el cuarto para dormir a nuestros hijos, hagamos que esté realmente obscuro, ya sea para las siestas o para la hora de dormir en la noche.
Otros factores que ayudan a la producción de esta hormona son:
- No recibir alimento.
- Baja o nula interacción social.
La Serotonina
Por otra parte, está la serotonina, otra hormona que interviene en el ciclo de sueño. Es la que nos indica cuando hay que estar despiertos, se produce con la interacción social, el alimento (de ahí que ya no es bueno darles leche en la madrugada a los bebés y niños después del año, ya que mandamos señales confusas al cuerpo) y por último, la luz. Incluso la luz que producen las pantallas de la televisión, celulares o iPads, que muchas veces se las damos a nuestros hijos para que se “relajen” antes de ir a dormir pero, en realidad, estamos inhibiendo la producción de melatonina y fomentando la de serotonina.
El cortisol
El cortisol es otra hormona que interviene al momento de dormir. Esta es la hormona del estrés, que es muy parecida a la adrenalina.
Se produce cuando nuestro hijo tiene mucho sueño pero pasa el tiempo y no se va a dormir. Es entonces que su cuerpo piensa que es momento de seguir alerta, pero como está cansado, necesita un “shot adicional de energía” que justo es el cortisol y hace que nuestros hijos entren en el famosísimo segundo aire.
A quien no le ha pasado que ve a su hijo en ese momento a punto de caer dormido, pero se tarda más de la cuenta en la cena, el baño, despedirse de la abuela, etc., etc. y se pierde su “Q”, es decir, “su momento” y es cuando el niño entra con éste shot de energía adicional. Cuando parece que está con un shot de azúcar y corre por todos lados o grita, pero está un poco “torpe” ya que su cuerpo está muy cansado, y por su puesto no con el mejor humor: mucho más irritable y se frustra con mayor facilidad.
Si necesitas ayuda para establecer una rutina y que tu peque se vaya a dormir mucho más rápido, podemos ayudarte.
Es real, sí pueden dormir toda la noche de corrido.
Fuente: Emma Purdue y Wikipedia.
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